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viernes, 21 de agosto de 2015

Genesis 31







Génesis 31

1 Oyó Jacob que los hijos de Labán decían: «Jacob se ha apoderado de

todo lo de nuestro padre, y con lo de nuestro padre ha hecho toda esa

fortuna.»

2 Jacob observó el rostro de Labán y vio que ya no era para con él

como hasta entonces.

3 Entonces Yahveh dijo a Jacob: «Vuélvete a la tierra de tus padres, a

tu patria, y yo estaré contigo.»

4 Jacob envió a llamar a Raquel y a Lía al campo, donde estaba su

rebaño,

5 y les dijo: «Vengo observando que vuestro padre ya no me mira

como antes; pero el Dios de mi padre ha estado conmigo.

6 Vosotras sabéis que he servido a vuestro padre con todas mis

fuerzas;

7 pero vuestro padre ha trapaceado conmigo y ha cambiado mi

retribución una docena de veces, si bien Dios no le ha dejado perjudicarme.

8 Si él decía: Tu paga serán las reses pintas, entonces todas las ovejas

parían pintas. Y si decía: Tu paga será lo listado, entonces todas las ovejas

parían listado.

9 De esta suerte Dios ha quitado el ganado a vuestro padre y me lo ha

dado a mí.

10 Pues bien: en la época de calentarse el rebaño, alcé los ojos y vi en

un sueño cómo los machos que montaban al rebaño eran listados, pintos y

salpicados.

11 Y me dijo el Ángel de Dios en aquel sueño: “¡Jacob!” Yo respondí:

“Aquí estoy.”

12 Y dijo: Alza los ojos, y verás que todos los machos que montan al

rebaño son listados, pintos y salpicados. Es que he visto todo lo que Labán

te ha hecho.

13 Yo soy el Dios que se te apareció en Betel, donde ungiste una

estela y donde me hiciste aquel voto. Ahora, levántate, sal de esta tierra y

vuelve a tu país natal.»

14 Respondieron Raquel y Lía y le dijeron: «¿Es que tenemos aún

parte o herencia en la casa de nuestro padre?

15 ¿No hemos sido consideradas como extrañas para él, puesto que

nos vendió y, por comerse, incluso se comió nuestra plata?

16 Así que toda la riqueza que ha quitado Dios a nuestro padre nuestra

es y de nuestros hijos. Con que todo lo que te ha dicho Dios, hazlo.»

17 Levantóse Jacob, montó a sus hijos y a sus mujeres en los

camellos,

18 y se llevó todo su ganado y toda la hacienda que había adquirido, el

ganado de su propiedad, que había adquirido en Paddán Aram, para irse a

donde su padre Isaac a Canaán.

19 Como Labán había ido a esquilar sus ovejas, Raquel robó los

ídolos familiares que tenía su padre,

20 y Jacob actuó a hurtadillas de Labán el arameo, no dándole ningún

indicio de que se fugaba.

21 En efecto, se fugó con todo lo suyo; se levantó, pasó el Río y

enderezó hacia la montaña de Galaad.

22 Al tercer día recibió Labán la noticia de que Jacob se había fugado.

23 Entonces tomó a sus hermanos consigo y tras siete jornadas de

persecución a su zaga le dio alcance en la montaña de Galaad.

24 Pero aquella noche vino Dios en sueños a Labán el arameo y le

dijo: «Guárdate de hablar nada con Jacob, ni bueno ni malo.»

25 Alcanzó, pues, Labán a Jacob. Este había plantado su tienda en la

montaña y Labán plantó la suya con sus hermanos en la misma montaña de

Galaad.

26 Y dijo Labán a Jacob: «¿Qué has hecho? Has actuado a hurtadillas

de mí y te has llevado a mis hijas cual cautivas de guerra.

27 ¿Por qué te has fugado con disimulo y a hurtadillas de mí, en vez

de advertírmelo? Yo te habría despedido con alegría y con cantares, con

adufes y arpas.

28 Ni siquiera me has permitido besar a mis hijos e hijas. O sea, que

has obrado como un necio.

29 Hay poder en mi mano para hacerte mal: pero el Dios de tu padre

me dijo ayer noche: “Guárdate de hablar a Jacob absolutamente nada, ni

bueno ni malo.”

30 Así pues, tú te has marchado porque añorabas la casa paterna, pero

¿por qué robaste mis dioses?»

31 Respondió Jacob a Labán: «Es que tuve miedo, pensando que

acaso ibas a quitarme a tus hijas.

32 Pero eso sí, que aquel a quien le encuentres tus dioses no quede con

vida. Delante de nuestros hermanos reconoce lo tuyo que yo tenga y

tómatelo.» En efecto, Jacob ignoraba que Raquel los había robado.

33 Entró Labán en la tienda de Jacob, en la de Lía y en la de las dos

criadas, y no halló nada. Salió de la tienda de Lía, y entró en la de Raquel.

34 Pero Raquel había tomada los ídolos familiares y, poniéndolos en

la albarda del camello, se había sentado encima. Labán registró toda la

tienda sin hallar nada.

35 Ella dijo a su padre: «No le dé enojo a mi señor de que no pueda

levantarme en tu presencia, porque estoy con las reglas.» El siguió

rebuscando por toda la tienda sin dar con los ídolos.

36 Entonces Jacob, montando en cólera recriminó a Labán, y

encarándose con él le dijo: «¿Cual es mi delito? ¿Cuál mi pecado, que me

persigues con saña?

37 Al registrar todos mis enseres, ¿qué has hallado de todos los

enseres de tu casa? Ponlo aquí, ante mis hermanos y los tuyos, y juzguen

ellos entre nosotros dos.

38 En veinte años que llevo contigo, tus ovejas y tus cabras nunca han

malparido, y los machos de tu rebaño nunca me los he comido.

39 Ganado destrozado por fieras nunca te llevé: yo pagaba el daño, de

lo mío te cobrabas tanto si era yo robado de día como si lo era de noche.

40 Estaba yo que de día me devoraba el resistero, y de noche la

helada, mientras huía el sueño de mis ojos.

41 Estos fueron mis veinte años en tu casa. Catorce años te serví por

tus dos hijas, y seis por tus ovejas, y tú has cambiado mi paga diez veces.

42 Si el Dios de mi Padre, el Dios de Abraham y el Padrino de Isaac

no hubiese estado por mí, a fe que ahora me despacharas de vacío. Mi cuita

y la fatiga de mis manos las ha visto Dios y ha dado su fallo ayer noche.»

43 Respondió Labán y dijo a Jacob: «Estas hijas son mías, estos hijos

son mis hijos, y estas ovejas mis ovejas, todo cuanto ves, mío es. Y, ¿qué

voy a hacerles hoy a estas mis hijas?, ¿o a los hijos que me dieron?

44 Ea, pues, ven y hagamos un pacto entre los dos..., y sirva de testigo

entre nosotros dos.»

45 Jacob tomó una piedra y la erigió como estela.

46 Y dijo Jacob a sus hermanos: «Recoged piedras.» Tomaron

piedras, hicieron un majano y comieron allí sobre el majano.

47 Labán lo llamó Yegar Sahdutá, y Jacob lo llamó Galed.

48 Labán dijo: «Este majano es hoy testigo entre nosotros dos.» Por

eso le llamó Galed,

49 y también Mispá, pues dijo: «Que Yahveh nos vigile a los dos,

cuando nos alejemos el uno del otro.

50 Si tú humillas a mis hijas, si tomas otras mujeres, además de mis

hijas, bien que nadie esté con nosotros que nos vea, sea Dios testigo entre

los dos.»

51 Dijo Labán a Jacob: «Aquí está este majano, y aquí esta estela que

he erigido entre nosotros dos.

52 Testigo sea este majano, y testigo sea esta estela de que yo no he de

traspasar este majano hacia ti, ni tú has de traspasar este majano y esta

estela hacia mí para nada malo.

53 El Dios de Abraham y el Dios de Najor juzguen entre nosotros.» Y

Jacob juró por el Padrino de su padre Isaac.

54 Jacob hizo un sacrificio en el monte e invitó a sus hermanos a

tomar parte. Ellos tomaron parte, e hicieron noche en el monte.


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