descarga el libro de Genesis en audio capitulos 1 al 25

sábado, 29 de agosto de 2015

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viernes, 28 de agosto de 2015

Genesis 50





Génesis 50

1 José cayó sobre el rostro de su padre, lloró sobre él y lo besó.

2 Luego encargó José a sus servidores médicos que embalsamaran a

su padre, y los médicos embalsamaron a Israel.

3 Emplearon en ellos cuarenta días, porque este es el tiempo que se

emplea con los embalsamados. Y los egipcios le lloraron durante setenta

días.

4 Transcurridos los días de luto por él, habló José a la casa de Faraón

en estos términos: «Si he hallado gracia a vuestros ojos, por favor, haced

llegar a oídos de Faraón esta palabra:

5 Mi padre me tomó juramento diciendo: “Yo me muero. En el

sepulcro que yo me labré en el país de Canaán, allí me has de sepultar.”

Ahora, pues, permíteme que suba a sepultar a mi padre, y luego volveré.»

6 Dijo Faraón: «Sube y sepulta a tu padre como él te hizo jurar.»

7 Subió José a enterrar a su padre, y con él subieron todos los

servidores de Faraón, los más viejos de palacio, y todos los ancianos de

Egipto,

8 así como toda la familia de José, sus hermanos y la familia de su

padre. Tan sólo a sus pequeñuelos, sus rebaños y vacadas, dejaron en el país

de Gosen.

9 Subieron con él además carros y aurigas: un cortejo muy

considerable.

10 Llegados a Goren Haatad, que está allende el Jordán, hicieron allí

un duelo muy grande y solemne, y José lloró a su padre durante siete días.

11 Los cananeos, habitantes del país, vieron el duelo en Goren Haatad

y dijeron: «Duelo de importancia es ése de los egipcios.» Por eso se llamó

el lugar Abel Misráyim, que está allende el Jordán.

12 Sus hijos, pues, hicieron por él como él se lo había mandado;

13 le llevaron sus hijos al país de Canaán, y le sepultaron en la cueva

del campo de la Makpelá, el campo que había comprado Abraham en

propiedad sepulcral a Efrón el hitita, enfrente de Mambré.

14 Regresó José a Egipto con sus hermanos, y todos cuantos habían

subido con él a sepultar a su padre.

15 Vieron los hermanos de José que había muerto su padre y dijeron:

«A ver si José nos guarda rencor y nos devuelve todo el daño que le

hicimos.»

16 Por eso mandaron a José este recado: «Tu padre encargó antes de

su muerte:

17 “Así diréis a José: Por favor, perdona el crimen de tus hermanos y

su pecado.” Cierto que te hicieron daño, pero ahora tú perdona el crimen de

los siervos del Dios de tu padre.» Y José lloró mientras le hablaban.

18 Fueron entonces sus hermanos personalmente y cayendo delante de

él dijeron: «Henos aquí, esclavos tuyos somos.»

19 Replicóles José: «No temáis, ¿estoy yo acaso en vez de Dios?

20 Aunque vosotros pensasteis hacerme daño, Dios lo pensó para

bien, para hacer sobrevivir, como hoy ocurre, a un pueblo numeroso.

21 Así que no temáis; yo os mantendré a vosotros y a vuestros

pequeñuelos.» Y les consoló y les habló con afecto.

22 José permaneció en Egipto junto con la familia de su padre, y

alcanzó José la edad de 110 años.

23 José vio a los biznietos de Efraím; asimismo los hijos de Makir,

hijo de Manasés, nacieron sobre las rodillas de José.

24 Por último, José dijo a sus hermanos: «Yo muero, pero Dios se

ocupará sin falta de vosotros y os hará subir de este país al país que juró a

Abraham, a Isaac y a Jacob.»

25 José hizo jurar a los hijos de Israel, diciendo: «Dios os visitará sin

falta, y entonces os llevaréis mis huesos de aquí.»

26 Y José murió a la edad de 110 años; le embalsamaron, y se le puso

en una caja en Egipto.


Genesis 49





Génesis 49

1 Jacob llamó a sus hijos y dijo: «Juntaos, y os anunciaré lo que os ha

de acontecer en días venideros:

2 Apiñaos y oíd, hijos de Jacob, y escuchad a Israel, vuestro padre.

3 Rubén, mi primogénito eres tú, mi vigor y las primicias de mi

virilidad , plétora de pasión y de ímpetu,

4 espumas como el agua: ¡Cuidado, no te desbordes! porque subiste al

lecho de tu padre; entonces violaste mi tálamo al subir.

5 Simeón y Leví, hermanos; llevaron al colmo la violencia con sus

intrigas.

6 ¡En su conciliábulo no entres, alma mía; a su asamblea no te unas,

corazón mío!, porque estando de malas, mataron hombres, y estando de

buenas, desjarretaron toros.

7 ¡Maldita su ira, por ser tan impetuosa, y su cólera, por ser tan cruel!

Los dividiré en Jacob, y los dispersaré en Israel.

8 A ti, Judá, te alabarán tus hermanos; tu mano en la cerviz de tus

enemigos; inclínense a ti los hijos de tu padre.

9 Cachorro de león es Judá; de la presa, hijo mío, has vuelto; se

recuesta, se echa cual león, o cual leona, ¿quién le hará alzar?

10 No se irá de Judá el báculo, el bastón de mando de entre tus

piernas. hasta tanto que se le traiga el tributo y a quien rindan homenaje las

naciones;

11 el que ata a la vid su borriquillo y a la cepa el pollino de su asna;

lava en vino su vestimenta, y en sangre de uvas su sayo;

12 el de los ojos encandilados de vino, el de los dientes blancos de

leche.

13 Zabulón habita en la ribera del mar, y es tripulante de barcos, a

horcajadas sobre Sidón.

14 Isacar es un borrico corpulento echado entre las aguaderas.

15 Aunque ve que el reposo es bueno, y que el suelo es agradable,

ofrece su lomo a la carga y termina sometiéndose al trabajo.

16 Dan juzgará a su pueblo como cualquiera de las tribus de Israel.

17 Sea Dan una culebra junto al camino, una víbora junto al sendero,

que pica al caballo en los jarretes y cae su jinete de espaldas.

18 En tu salvación espero, Yahveh.

19 A Gad atracadores le atracan, pero él atraca su retaguardia.

20 Aser tiene pingüe su pan, y da manjares de rey

21 Neftalí es una cierva suelta, que da cervatillos hermosos.

22 Un retoño es José, retoño junto a la fuente, cuyo vástagos trepan

sobre el muro.

23 Le molestan y acribillan, le asaltan los flecheros;

24 pero es roto su arco violentamente y se aflojan los músculos de sus

brazos por las manos del Fuerte de Jacob, por el Nombre del Pastor, la

Piedra de Israel,

25 por el Dios de tu padre, pues él te ayudará, el Dios Sadday, pues él

te bendecirá con bendiciones de los cielos desde arriba, bendiciones del

abismo que yace abajo, bendiciones de los pechos y del seno,

26 bendiciones de espigas y de frutos, amén de las bendiciones de los

montes seculares, y el anhelo de los collados eternos. ¡Sean para la cabeza

de José, y para la frente del consagrado entre sus hermanos!

27 Benjamín, lobo rapaz; de mañana devora su presa, y a la tarde

reparte el despojo.»

28 Todas estas son las tribus de Israel, doce en total, y esto es lo que

les dijo su padre, bendiciéndoles a cada uno con su bendición

correspondiente.

29 Luego les dio este encargo: «Yo voy a reunirme con los míos.

Sepultadme junto a mis padres en la cueva que está en el campo de Efrón el

hitita,

30 en la cueva que está en el campo de la Makpelá, enfrente de

Mambré, en el país de Canaán, el campo que compró Abraham a Efrón el

hitita, como propiedad sepulcral:

31 allí sepultaron a Abraham y a su mujer Sara; allí sepultaron a Isaac

y a su mujer Rebeca, y allí sepulté yo a Lía.

32 Dicho campo y la cueva que en él hay fueron adquiridos de los

hititas.»

33 Y en habiendo acabado Jacob de hacer encargos a sus hijos,

recogió sus piernas en el lecho, expiró y se reunió con los suyos.


Genesis 48





Génesis 48

1 Sucedió tras esto que se le dijo a José: «Mira que tu padre está

malo.» Entonces él tomó consigo a sus dos hijos Manasés y Efraím,

2 y se hizo anunciar a Jacob: «Tu hijo José ha venido a verte.»

Entonces Israel, haciendo un esfuerzo, se sentó en su lecho.

3 Dijo Jacob a José: «El Saday se me apareció en Luz, en país

cananeo; me bendijo

4 y me dijo: “Mira, yo haré que seas fecundo y que te multipliques;

haré de ti una asamblea de pueblos, y daré esta tierra a tu posteridad en

propiedad eterna.”

5 Pues bien, los dos hijos tuyos que te nacieron en Egipto antes de

venir yo a Egipto a reunirme contigo, míos son: Efraím y Manasés, igual

que Rubén y Simeón, serán míos.

6 En cuanto a la prole que has engendrado después de ellos, tuya será

y con el apellido de sus demás hermanos se la citará en orden a la herencia.

7 Cuando yo venía de Paddán se me murió en el camino Raquel, tu

madre, en el país de los cananeos, a poco trecho para llegar a Efratá, y allí

la sepulté, en el camino de Efratá, o sea Belén.»

8 Vio Israel a los hijos de José y preguntó: «¿Quiénes son éstos?»

9 Dijo José a su padre: «Son mis hijos, los que me ha dado Dios

aquí.» Y él dijo: «Tráemelos acá, que yo les bendiga.»

10 Los ojos de Jacob se habían nublado por la vejez y no podía ver.

Acercóselos, pues, y él los besó y los abrazó.

11 Dijo Israel a José: «Yo no sospechaba ver más tu rostro, y ahora

resulta que Dios me ha hecho ver también a tus hijos.»

12 José los sacó de entre las rodillas de su padre, y se postró ante él

rostro en tierra.

13 José los tomó a los dos, a Efraím con la derecha, a la izquierda de

Israel, y a Manasés con la izquierda, a la derecha de Israel, y los acercó a

éste.

14 Israel extendió su diestra y la puso sobre la cabeza de Efraím,

aunque era el menor, y su izquierda sobre la cabeza de Manasés: es decir

que cruzó las manos, puesto que Manasés era el primogénito;

15 y bendijo a José diciendo: «El Dios en cuya presencia anduvieron

mis padres Abraham e Isaac, el Dios que ha sido mi pastor desde que existo

hasta el presente día,

16 el Ángel que me ha rescatado de todo mal, bendiga a estos

muchachos; sean llamados con mi nombre y con el de mis padres Abraham

e Isaac, y multiplíquense y crezcan en medio de la tierra.»

17 Al ver José que su padre tenía la diestra puesta sobre la cabeza de

Efraím, le pareció mal, y asió la mano de su padre para retirarla de sobre la

cabeza de Efraím a la de Manasés.

18 Y dijo José a su padre: «Así no, padre mío, que éste es el

primogénito; pon tu diestra sobre su cabeza.

19 Pero rehusó su padre, y dijo: «Lo sé, hijo mío, lo sé; también él

será grande. Sin embargo, su hermano será más grande que él, y su

descendencia se hará una muchedumbre de gentes.

20 Y les bendijo aquel día, diciendo: «Que con vuestro nombre se

bendiga en Israel, y se diga: ¡Hágate Dios como a Efraím y Manasés!» - y

puso a Efraím por delante de Manassés. -

21 Dijo entonces Israel a José: «Yo muero; pero Dios estará con

vosotros y os devolverá a la tierra de vuestros padres.

22 Yo, por mi parte, te doy Siquem a ti, mejorándote sobre tus

hermanos: lo que tomé al amorreo con mi espada y con mi arco.»

Genesis 47





Génesis 47

1 Vino, pues, José a dar parte a Faraón, diciendo: «Mi padre, mis

hermanos, sus ovejas y vacadas y todo lo suyo han venido de Canaán, y ya

están en el país de Gosen.»

2 Luego, de entre todos sus hermanos tomó consigo a cinco varones y

se los presentó a Faraón.

3 Dijo Faraón a los hermanos: «¿Cuál es vuestro oficio?»

Respondieron a Faraón: «Pastores de ovejas son tus siervos, lo mismo que

nuestros padres.»

4 Y dijeron a Faraón: «Hemos venido a residir en esta tierra, porque

no hay pastos para los rebaños que tienen tus siervos, por ser grave el

hambre en Canaán. Así pues, deja morar a tus siervos en el país de Gosen.»

5-a Y dijo Faraón a José:

5-b Jacob, y sus hijos vinieron a Egipto donde José. Faraón, rey de

Egipto, se enteró y dijo a José: «Tu padre y tus hermanos han venido a ti.

6-a Tienes el territorio egipcio por delante: en lo mejor del país

instala a tu padre y tus hermanos.»

6-b «Que residan en el país de Gosen. Y si te consta que hay entre

ellos gente capacitada, ponles por rabadanes de lo mío.»

7 José llevó a su padre Jacob y le presentó delante de Faraón, y Jacob

bendijo a Faraón.

8 Dijo Faraón a Jacob: «¿Cuántos años tienes?»

9 Respondió Jacob a Faraón: «Los años de mis andanzas hacen 130

años: pocos y malos han sido los años de mi vida, y no han llegado a igualar

los años de vida de mis padres, en el tiempo de sus andanzas.»

10 Bendijo, pues, Jacob a Faraón, y salió de su presencia.

11 José instaló a su padre y sus hermanos, asignándoles predio en

territorio egipcio, en lo mejor del país, en el país de Ramsés, según lo había

mandado Faraón.

12 Y José proveyó al sustento familiar de su padre y sus hermanos y

toda la casa de su padre.

13 No había pan en todo el país, porque el hambre era gravísima y

tanto Egipto como Canaán estaban muertos de hambre.

14 Entonces José se hizo con toda la plata existente en Egipto y

Canaán a cambio del grano que ellos compraban, y llevó José aquella plata

al palacio de Faraón.

15 Agotada la plata de Egipto y de Canaán, acudió Egipto en masa a

José diciendo: «Danos pan. ¿Por qué hemos de morir en tu presencia ahora

que se ha agotado la plata?»

16 Dijo José: «Entregad vuestros ganados y os daré pan por vuestros

ganados, ya que se ha agotado la plata.»

17 Trajeron sus ganados a José y José les dio pan a cambio de

caballos, ovejas, vacas y burros. Y les abasteció de pan a trueque de todos

sus ganados por aquel año.

18 Cumplido el año, acudieron al año siguiente y le dijeron: «No

disimularemos a nuestro señor que se ha agotado la plata, y también los

ganados pertenecen ya a nuestro señor; no nos queda a disposición de

nuestro señor nada, salvo nuestros cuerpos y nuestras tierras.

19 ¿Por qué hemos de morir delante de tus ojos así nosotros como

nuestras tierras? Aprópiate de nosotros y de nuestras tierras a cambio de

pan, y nosotros con nuestras tierras pasaremos a ser esclavos de Faraón.

Pero danos simiente para que vivamos y no muramos, y el suelo no quede

desolado.»

20 De este modo se apropió José todo el suelo de Egipto para Faraón,

pues los egipcios vendieron cada uno su campo porque el hambre les

apretaba, y la tierra vino a ser de Faraón.

21 En cuanto al pueblo, lo redujo a servidumbre, de cabo a cabo de las

fronteras de Egipto.

22 Tan sólo las tierras de los sacerdotes no se las apropió, porque los

sacerdotes tuvieron tal privilegio de Faraón, y comieron de dicho privilegio

que les concedió Faraón. Por lo cual no vendieron sus tierras.

23 Dijo entonces José al pueblo: «He aquí que os he adquirido hoy

para Faraón a vosotros y vuestras tierras. Ahí tenéis simiente: sembrad la

tierra,

24 y luego, cuando la cosecha, daréis el quinto a Faraón y las otras

cuatro partes serán para vosotros, para siembra del campo, y para alimento

vuestro y de vuestros familiares, para alimento de vuestras criaturas.»

25 Dijeron ellos: «Nos has salvado la vida. Hallemos gracia a los ojos

de mi señor, y seremos siervos de Faraón.»

26 Y José les impuso por norma, vigente hasta la fecha respecto a todo

el agro egipcio, dar el quinto a Faraón. Tan sólo el territorio de los

sacerdotes no pasó a ser de Faraón.

27 Israel residió en Egipto, en el país de Gosen; se afincaron en él y

fueron fecundos y se multiplicaron sobremanera.

28 Jacob vivió en Egipto diez y siete años, siendo los días de Jacob,

los años de su vida, 147 años.

29 Cuando los días de Israel tocaron a su fin, llamó a su hijo José y le

dijo: «Si he hallado gracia a tus ojos, pon tu mano debajo de mi muslo y

hazme este favor y lealtad: No me sepultes en Egipto.

30 Cuando yo me acueste con mis padres, me llevarás de Egipto y me

sepultarás en el sepulcro de ellos.» Respondió: «Yo haré según tu palabra.»

-

31 «Júramelo», dijo. Y José se lo juró. Entonces Israel se inclinó sobre

la cabecera de su lecho.


Genesis 46





Génesis 46

1 Partió Israel con todas sus pertenencias y llegó a Berseba, donde

hizo sacrificios al Dios de su padre Isaac.

2 Y dijo Dios a Israel en visión nocturna: «¡Jacob, Jacob!» - «Heme

aquí», respondió. -

3 «Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas bajar a Egipto, porque

allí te haré una gran nación.

4 Y bajaré contigo a Egipto y yo mismo te subiré también. José te

cerrará los ojos.»

5 Jacob partió de Berseba y los hijos de Israel montaron a su padre

Jacob, así como a sus pequeños y mujeres, en las carretas que había

mandado Faraón para trasportarle.

6 También tomaron sus ganados y la hacienda lograda en Canaán, y

fueron a Egipto, Jacob y toda su descendencia con él.

7 Sus hijos y nietos, sus hijas y nietas: a toda su descendencia se la

llevó consigo a Egipto.

8 Estos son los nombres de los hijos de Israel que entraron en Egipto:

Jacob y sus hijos. El primogénito de Jacob: Rubén,

9 y los hijos de Rubén: Henoc, Pallú, Jesrón y Karmí;

10 los hijos de Simeón: Yemuel, Yamín, Ohad, Yakín, Sójar y Saúl,

hijo de la cananea;

11 los hijos de Leví: Guersón, Quehat y Merarí;

12 los hijos de Judá: Er, Onán, Selá, Peres y Zéraj, (¡pero Er y Onán

ya habían muerto en Canaán!) y los hijos de Peres: Jesrón y Jamul;

13 los hijos de Isacar: Tolá, Puvá, Yasub y Simrón;

14 los hijos de Zabulón: Séred, Elón, Yajleel.

15 Estos fueron los hijos que Lía había dado a Jacob en Paddán Aram,

y también su hija Dina. Sus hijos y sus hijas eran en total 33 personas.

16 Los hijos de Gad: Sefón, Jagguí, Suní, Esbón, Erí, Arodí y Arelí.

17 Los hijos de Aser: Yimná, Yisvá, Yisví, Beriá y Séraj, hermana de

ellos. Hijos de Beriá: Jéber y Malkiel.

18 Estos son los hijos de Zilpá, la que Labán diera a su hija Lía; ella

engendró para Jacob estas dieciséis personas.

19 Los hijos de Raquel, mujer de Jacob: José y Benjamín.

20 A José le nacieron en Egipto Manasés y Efraím, de Asnat, hija de

Poti Fera, sacerdote de On.

21 Los hijos de Benjamín: Belá, Béker, Asbel, Guerá, Naamán, Ejí,

Ros, Muppim, Juppim y Ard.

22 Estos son los hijos que Raquel dio a Jacob. En total catorce

personas.

23 Los hijos de Dan: Jusim.

24 Los hijos de Neftalí: Yajseel, Guní, Yéser y Sillem.

25 Estos son los hijos de Bilhá, la que Labán diera a su hija Raquel, y

que aquélla engendró para Jacob: en total siete personas.

26 Todas las personas que entraron con Jacob en Egipto, nacidas de

sus entrañas, - salvo las mujeres de los hijos de Jacob - hacían un total de 66

personas.

27 Los hijos de José, que le habían nacido en Egipto, eran dos. Todas

las personas de la casa de Jacob que entraron en Egipto eran setenta.

28 Israel mandó a Judá por delante a donde José, para que éste le

precediera a Gosen: y llegaron al país de Gosen.

29 José engancho su carroza y subió a Gosen, al encuentro de su padre

Israel; y viéndole se echó a su cuello y estúvose llorando sobre su cuello.

30 Y dijo Israel a José: «Ahora ya puedo morir, después de haber visto

tu rostro, pues que tú vives todavía.»

31 José dijo a sus hermanos y a la familia de su padre: «Voy a subir a

avisar a Faraón y decirle: “Han venido a mí mis hermanos y la casa de mi

padre que estaban en Canaán.

32 Son pastores de ovejas, pues siempre fueron ganaderos, y, han

traído ovejas, vacadas y todo lo suyo.»

33 Así, cuando os llame Faraón y os diga. “¿Cuál es vuestro oficio?”,

34 le decís: “Ganaderos hemos sido tus siervos desde la mocedad

hasta ahora, lo mismo que nuestros padres.” De esta suerte os quedaréis en

el país de Gosen.» Porque los egipcios detestan a todos los pastores de

ovejas.


jueves, 27 de agosto de 2015

Genesis 45



Génesis 45

1 Ya no pudo José contenerse delante de todos los que en pie le

asistían y exclamó: «Echad a todo el mundo de mi lado.» Y no quedó nadie

con él mientras se daba a conocer José a sus hermanos.

2 (Y se echó a llorar a gritos, y lo oyeron los egipcios, y lo oyó hasta

la casa de Faraón.)

3 José dijo a sus hermanos: «Yo soy José. ¿Vive aún mi padre?» Sus

hermanos no podían contestarle, porque se habían quedado atónitos ante él.

4 José dijo a sus hermanos: «Vamos, acercaos a mí.» Se acercaron, y

él continuó: «Yo soy vuestro hermano José, a quien vendisteis a los

egipcios.

5 Ahora bien, no os pese mal, ni os dé enojo el haberme vendido acá,

pues para salvar vidas me envió Dios delante de vosotros.

6 Porque con éste van dos años de hambre por la tierra, y aún quedan

cinco años en que no habrá arada ni siega.

7 Dios me ha enviado delante de vosotros para que podáis sobrevivir

en la tierra y para salvaros la vida mediante una feliz liberación.

8 O sea, que no fuisteis vosotros los que me enviasteis acá, sino Dios,

y él me ha convertido en padre de Faraón, en dueño de toda su casa y amo

de todo Egipto.

9 Subid de prisa a donde mi padre, y decidle: “Así, dice tu hijo José:

Dios me ha hecho dueño de todo Egipto; baja a mí sin demora.

10 Vivirás en el país de Gosen, y estarás cerca de mí, tú y tus hijos y

nietos, tus ovejas y tus vacadas y todo cuanto tienes.

11 Yo te sustentaré allí, pues todavía faltan cinco años de hambre, no

sea que quedéis en la miseria tú y tu casa y todo lo tuyo.”

12 Con vuestros propios ojos estáis viendo, y también mi hermano

Benjamín con los suyos, que es mi boca la que os habla.

13 Notificad, pues, a mi padre toda mi autoridad en Egipto y todo lo

que habéis visto, y en seguida bajad a mi padre acá.»

14 Y echándose al cuello de su hermano Benjamín, lloró; también

Benjamín lloraba sobre el cuello de José.

15 Luego besó a todos sus hermanos, llorando sobre ellos; después de

lo cual sus hermanos estuvieron conversando con él.

16 En el palacio de Faraón corrió la voz: «Han venido los hermanos

de José.» La cosa cayó bien a Faraón y sus siervos,

17 y Faraón dijo a José: «Di a tus hermanos: Haced esto: Cargad

vuestras acémilas y poneos inmediatamente en Canaán ,

18 tomad a vuestro padre y vuestras familias, y venid a mí, que yo os

daré lo mejor de Egipto, y comeréis lo más pingüe del país.

19 Por tu parte, ordénales: Haced esto: Tomad de Egipto carretas para

vuestros pequeños y mujeres, y os traéis a vuestro padre.

20 Y vosotros mismos no tengáis pena de vuestras cosas, que le mejor

de Egipto será para vosotros.»

21 Así lo hicieron los hijos de Israel; José les proporcionó carretas por

orden de Faraón; y les dio provisiones para el camino.

22 A todos ellos dio sendas mudas, pero a Benjamín le dio trescientas

piezas de plata y cinco mudas.

23 A su padre le envió asimismo diez burros cargados de lo mejor de

Egipto y diez asnas cargadas de trigo, pan y víveres para el viaje de su

padre.

24 Luego despidió a sus hermanos, y cuando se iban les dijo: «No os

excitéis en el camino.»

25 Subieron, pues, de Egipto y llegaron a Canaán, a donde su padre

Jacob,

26 y le anunciaron: «Todavía vive José, y es el amo de todo Egipto.»

Pero él se quedó impasible, porque no les creía.

27 Entonces le repitieron todas las palabras que José les había dicho,

vio las carretas que José había enviado para trasportarle, y revivió el

espíritu de su padre Jacob.

28 Y dijo Israel: «¡Esto me basta! Todavía vive mi hijo José: iré y le

veré antes de morirme.»


miércoles, 26 de agosto de 2015

Genesis 44





Génesis 44

1 Entonces él dio esta orden a su mayordomo: «Llena de víveres las

talegas de estos hombres, cuanto quepa en ellas, y pones el dinero de cada

uno en la boca de su talega.

2 Y mi copa, la copa de plata, la pones en la boca del saco del

pequeño, además del dinero de su compra.» Y él hizo conforme a lo que

había dicho José.

3 Alumbró el día, y se les despachó a ellos con sus asnos.

4 Salieron de la ciudad, y no bien se habían alejado, cuando José dijo

a su mayordomo: «Levántate y persigue a esos hombres, les das alcance y

les dices: ¿Por qué habéis pagado mal por bien?

5 ¡Se trata nada menos que de lo que utiliza mi señor para beber, y

también para sus adivinaciones! ¡Qué mal habéis obrado!»

6 El les alcanzó y les habló a este tenor.

7 Ellos le dijeron: «¿Por qué habla mi señor de ese modo? ¡Lejos de

tus siervos hacer semejante cosa!

8 De modo que te hemos devuelto desde Canaán la plata que

encontramos en la boca de nuestras talegas, ¿e íbamos a robar ahora de casa

de nuestro señor plata ni oro?

9 Aquel de tus siervos a quien se le encuentre, que muera; y también

los demás nos haremos esclavos del señor.»

10 Dijo: «Sea así como decís: aquel a quien se le encuentre, será mi

esclavo; pero los demás quedaréis disculpados.»

11 Ellos se dieron prisa en bajar sus talegas a tierra y fueron abriendo

cada cual la suya;

12 él les registró empezando por el grande y acabando por el chico, y

apareció la copa en la talega de Benjamín.

13 Entonces rasgaron ellos sus túnicas, y cargando cada cual su burro

regresaron a la ciudad.

14 Judá y sus hermanos entraron a casa de José, que todavía estaba

allí, y cayeron rostro en tierra.

15 José les dijo: «¿Qué habéis hecho? ¡ ignorabais que uno como yo

tenía que adivinarlo sin falta?»

16 Judá dijo: «¿Qué vamos a decir al señor, qué vamos a hablar, qué

excusa vamos a dar? Dios ha hallado culpables a sus siervos, y henos aquí

como esclavos de nuestro señor, tanto nosotros como aquel en cuyo poder

ha aparecido la copa.»

17 Replicó: «¡Lejos de mí, hacer eso! Aquel a quien se le ha hallado la

copa, ése será mi esclavo, que los demás subiréis sin novedad donde

vuestro padre.»

18 Entonces se le acercó Judá y le dijo: «Con permiso, señor, tu siervo

va a pronunciar una palabra a los oídos de mi señor, y que no se encienda tu

ira contra tu siervo, pues tú eres como el mismo Faraón.

19 Mi señor preguntó a sus siervos: “¿Tenéis padre o algún hermano?”

20 Y nosotros dijimos a mi señor: «”Sí, tenemos padre anciano, y un

hijo pequeño de su ancianidad. Otro hermano de éste murió; sólo le ha

quedado éste de su madre, y su padre le quiere.”

21 Entonces tú dijiste a tus siervos: «Bajádmelo, que ponga mis ojos

sobre él.”

22 Y dijimos a mi señor: “Imposible que el muchacho deje a su padre,

pues si le dejara, éste moriría.”

23 Pero dijiste a tus siervos: “Pues si no baja vuestro hermano menor

con vosotros, no volveréis a verme la cara.”

24 Así pues, cuando subimos nosotros a mi padre, tu siervo, le

expusimos las palabras de mi señor.

25 Nuestro padre dijo: “Volved y compradnos algo de comer.”

26 Dijimos: “No podemos bajar, a menos que nuestro hermano

pequeño vaya con nosotros. En ese caso sí bajaríamos. Porque no podemos

presentarnos a aquel hombre si no está con nosotros nuestro hermano el

pequeño.”

27 Mi padre, tu siervo, nos dijo: “Bien sabéis que mi mujer me dio a

los dos:

28 el uno se me marchó, y dije que seguramente habría sido

despedazado, y no le he vuelto a ver más hasta ahora.

29 Y ahora os lleváis también a éste de mi presencia, y le ocurre

alguna desgracia, y habréis hecho bajar mi ancianidad al seol con

amargura.”

30 Ahora, pues, cuando yo llegue a donde mi padre, tu siervo, y el

muchacho no esté con nosotros, teniendo como tiene el alma tan apegada a

la suya,

31 en cuanto vea que falta el muchacho morirá, y tus siervos habrán

hecho bajar la ancianidad de nuestro padre, tu siervo, con tristeza al seol.

32 La verdad es que tu siervo ha traído al muchacho de junto a su

padre bajo palabra de que: “Si no te lo traigo, quedaré en falta para con mi

padre a perpetuidad.”

33 Ahora, pues, que se quede tu siervo en vez del muchacho como

esclavo de mi señor, y suba el muchacho con sus hermanos.

34 Porque ¿cómo subo yo ahora a mi padre sin el muchacho conmigo?

¡No quiero ni ver la aflicción en que caerá mi padre!»


Genesis 43





Génesis 43

1 El hambre seguía abrumando la tierra.

2 Así pues, en cuanto acabaron de consumir el grano traído de Egipto,

les dijo su padre: «Volved y compradnos algo de comer.»

3 Judá le dijo: «Bien claro nos dio a entender aquel hombre que no

veríamos su rostro si no estaba con nosotros nuestro hermano.

4 Si mandas a nuestro hermano con nosotros, bajaremos y te

compraremos víveres;

5 pero si no le mandas, no bajamos, porque aquel hombre nos dijo:

“No os presentéis a mí si no está vuestro hermano con vosotros.”»

6 Dijo Israel: «¿Por qué para desgracia mía hicisteis saber a ese

hombre que teníais otro hermano?»

7 Dijeron: «!Él empezó preguntándonos por nuestra familia,

diciéndonos: ¿Tenéis aún padre? ¿Vive todavía vuestro padre? ¿Tenéis

algún otro hermano? Y nosotros nos limitamos a responder a sus palabras.

¿Podíamos saber que iba a decirnos: Bajad a vuestro hermano?»

8 Dijo Judá a su padre Israel: «Deja ir al chico conmigo; deja que

vayamos para vivir y no morir ni nosotros, ni tú, ni nuestros pequeños.

9 Yo respondo de él, de mi mano lo exigirás si no lo trajere aquí y te

lo presentare, y estaría yo en falta contigo a perpetuidad.

10 Que lo que es, si no nos hubiéramos entretenido, para estas horas

ya estaríamos de vuelta.»

11 Díjoles su padre Israel: «Siendo así, hacedlo; llevaos de lo más fino

del país en vuestras cestas, y bajad a aquel hombre un regalo, un poco de

sandácara, un poco de miel, almáciga y ládano, pistachos y almendras.

12 Tomáis también con vosotros el doble de plata y devolvéis

personalmente la plata devuelta en la boca de vuestras talegas, por si se

trata de un error.

13 Tomad, pues, a vuestro hermano y volved inmediatamente donde

ese hombre;

14 que El Sadday os haga hallar misericordia ante ese hombre, y que

él os despache y suelte a vuestro otro hermano, y a Benjamín. Por mi parte,

si he de perder a mis hijos, qué le vamos a hacer.»

15 Ellos tomaron dicho regalo y el doble de plata consigo, y asimismo

a Benjamín, y poniéndose en marcha bajaron a Egipto y se presentaron a

José.

16 José vio con ellos a Benjamin, y dijo a su mayordomo: «Lleva a

esos hombres a casa, mata algún animal y lo preparas, porque esos hombres

van a comer conmigo a mediodía.»

17 El hombre hizo como le había dicho José, y llevó a los hombres a

casa de José.

18 Ellos se asustaron porque se les llevaba a casa de José, y dijeron:

«Es por lo de la plata devuelta en nuestros sacos la otra vez, por lo que se

nos trae acá, para ponernos alguna trampa, caer sobre nosotros y reducirnos

a esclavitud, junto con nuestros asnos.»

19 Y acercándose al mayordomo de José le dijeron a la puerta de la

casa:

20 «Por favor, señor, nosotros bajamos anteriormente a comprar

víveres.

21 Pero resultó que cuando fuimos a hacer noche y abrimos nuestras

talegas de grano, nos encontramos con que la plata de cada uno estaba en la

boca de su talega, nuestra plata bien pesada, y la hemos devuelto con

nosotros,

22 y además traemos con nosotros más plata para comprar víveres.

Ignoramos quién puso nuestra plata en nuestras talegas.»

23 Díjoles: «La paz sea con vosotros, no temáis. Vuestro Dios y el

Dios de vuestro padre os puso ese tesoro en las talegas. Vuestra plata ya me

llegó.» Y les sacó a Simeón.

24 Luego los introdujo en casa de José, les dio agua y se lavaron los

pies, y les dio pienso para sus asnos.

25 Entonces ellos prepararon el regalo, mientras llegaba José a

mediodía, pues oyeron que iban a comer allí.

26 Al entrar José en casa, le presentaron el regalo que llevaban

consigo y se inclinaron hasta el suelo.

27 El les saludó y les preguntó: «Vuestro anciano padre de quien me

hablasteis, ¿vive aún?»

28 Y le dijeron: «Está bien tu siervo, nuestro padre: todavía vive.» Y

postrándose se inclinaron.

29 Entonces José volvió los ojos y vio a Benjamín, su hermano de

madre, y dijo: «¿Este es vuestro hermano menor, de quien me hablasteis?»

Y añadió: «Dios te guarde, hijo mío.»

30 José tuvo que darse prisa, porque le daban ganas de llorar de

emoción por su hermano, y entrando en el cuarto lloró allí.

31 Luego se lavó la cara, salió y conteniéndose dijo: «Servid la

comida.»

32 Y le sirvieron a él aparte, aparte a ellos, y aparte a los egipcios que

comían con él, porque los egipcios no soportan comer con los hebreos, cosa

detestable para ellos.

33 Sentáronse, pues, delante de él por orden de antigüedad, de mayor

a menor, y unos a otros se daban muestras de asombro.

34 El fue tomando de delante de sí raciones para ellos, y la ración de

Benjamín era cinco veces mayor que la de todos los demás. Ellos bebieron

y se alegraron en su compañía.


martes, 25 de agosto de 2015

Genesis 42





Génesis 42

1 Vio Jacob que se repartía grano en Egipto, y dijo Jacob a sus hijos:

«¿Por qué os estáis ahí mirando?

2 Yo tengo oído que hay reparto de grano en Egipto. Bajad a

comprarnos grano allí, para que vivamos y no muramos.»

3 Bajaron, pues, los diez hermanos de José a proveerse de grano en

Egipto;

4 pero a Benjamín, hermano de José, no le envió Jacob con sus

hermanos, pues se decía: «No vaya a sucederle alguna desgracia.»

5 Fueron, pues, los hijos de Israel a comprar con otros que iban, pues

había hambre en el país cananeo.

6 José era el que regía en todo el país, y él mismo en persona era el

que distribuía grano a todo el mundo. Llegaron los hermanos de José y se

inclinaron rostro en tierra.

7 Vio José a sus hermanos y los reconoció, pero él no se dio a

conocer, y hablándoles con dureza les dijo: «¿De dónde venís?» Dijeron:

«De Canaán, para comprar víveres.»

8 O sea, que José reconoció a sus hermanos, pero ellos no le

reconocieron.

9 José entonces se acordó de aquellos sueños que había soñado

respecto a ellos, y les dijo: «Vosotros sois espías, que venís a ver los puntos

desguarnecidos del país.»

10 Dijéronle: «No, señor, sino que tus siervos han venido a proveerse

de víveres.

11 Todos nosotros somos hijos de un mismo padre, y somos gente de

bien: tus siervos no son espías.»

12 Díjoles: «Nada de eso: a lo que venís es a ver los puntos

desguarnecidos del país.»

13 Dijéronle: «Tus siervos somos doce hermanos, hijos de un mismo

padre, en el país cananeo; sólo que el menor está actualmente con nuestro

padre, y el otro no existe.»

14 José replicó: «Lo que yo os dije: sois espías.

15 Con esto seréis probados, ¡por vida de Faraón!, no saldréis de aquí

mientras no venga vuestro hermano pequeño acá.

16 Enviad a cualquiera de vosotros y que traiga a vuestro hermano,

mientras los demás quedáis presos. Así serán comprobadas vuestras

afirmaciones, a ver si la verdad está con vosotros. Que si no, ¡por vida de

Faraón!, espías sois.»

17 Y los puso bajo custodia durante tres días.

18 Al tercer día les dijo José: «Haced esto - pues yo también temo a

Dios - y viviréis.

19 Si sois gente de bien, uno de vuestros hermanos se quedará

detenido en la prisión mientras los demás hermanos vais a llevar el grano

que tanta falta hace en vuestras casas.

20 Luego me traéis a vuestro hermano menor; entonces se verá que

son verídicas vuestras palabras y no moriréis.» - Así lo hicieron ellos. -

21 Y se decían el uno al otro: «A fe que somos culpables contra

nuestro hermano, cuya angustia veíamos cuando nos pedía que tuviésemos

compasión y no le hicimos caso. Por eso nos hallamos en esta angustia.»

22 Rubén les replicó: «!? Nos os decía yo que no pecarais contra el

niño y no me hicisteis caso? ¡Ahora se reclama su sangre!»

23 Ignoraban ellos que José les entendía, porque mediaba un intérprete

entre ellos.

24 Entonces José se apartó de su lado y lloró; y volviendo donde ellos

tomó a Simeón y le hizo amarrar a vista de todos.

25 Mandó José que se les llenaran los envases de grano, que se

devolviera a cada uno su dinero en la talega, y que se les pusiera

provisiones para el camino; así se hizo con ellos.

26 Ellos pusieron su cargamento de grano sobre los burros, y se

fueron de allí.

27 Al ir a hacer noche, uno de ellos abrió su talega para dar pienso a

su burro, y vio que su dinero estaba en la boca de la talega de grano.

28 Y dijo a sus hermanos: «Me han devuelto el dinero; lo tengo aquí

en mi talega.» Se quedaron sin aliento, y se miraban temblando y diciendo:

«¿Qué es esto que ha hecho Dios con nosotros?»

29 Llegaron donde su padre, a Canaán, y le manifestaron todas sus

aventuras, diciéndole:

30 «El hombre que es señor del país ha hablado con nosotros

duramente y nos ha tomado por espías del país.

31 Nosotros le hemos dicho que éramos gente de bien y no espías,

32 que éramos doce hermanos, hijos del mismo padre; que uno de

nosotros no existía, y que el otro se encontraba actualmente con nuestro

padre en Canaán.

33 Entonces nos dijo el hombre que es señor del país: “De este modo

conoceré si sois gente de bien; dejad conmigo a uno de vosotros, tomad lo

que hace falta en vuestras casas y marchaos


Genesis 41



Génesis 41

1 Al cabo de dos años. Faraón soñó que se encontraba parado a la vera

del río.

2 De pronto suben del río siete vacas hermosas y lustrosas que se

pusieron a pacer en el carrizal.

3 Pero he aquí que detrás de aquéllas subían del río otras siete vacas,

de mal aspecto y macilentas, las cuales se pararon cabe las otras vacas en la

margen del río,

4 y las vacas de mal aspecto y macilentas se comieron a las siete vacas

hermosas y lustrosas. Entonces Faraón se despertó.

5 Y vuelto a dormirse soñó otra vez que siete espigas crecían en una

misma caña, lozanas y buenas.

6 Pero he aquí que otras siete espigas flacas y asolanadas brotaron

después de aquéllas

7 y las espigas flacas consumieron a las siete lozanas y llenas.

Despertó Faraón, y he aquí que era un sueño.

8 Aquella mañana estaba inquieto su espíritu y envió a llamar a todos

los magos y a todos los sabios de Egipto. Faraón les contó su sueño, pero no

hubo quien se lo interpretara a Faraón.

9 Entonces el jefe de escanciadores habló a Faraón diciéndole: «Hoy

me acuerdo de mi yerro.

10 Faraón se había enojado contra sus siervos y me había puesto bajo

custodia en casa del jefe de los guardias a mí y al jefe de panaderos.

11 Entonces tuvimos sendos sueños en una misma noche, tanto yo

como él, cada uno con su sentido propio.

12 Había allí con nosotros un muchacho hebreo, siervo del jefe de los

guardias. Le contamos nuestro sueño, y él nos dio el sentido propio de cada

cual.

13 Y resultó que según nos lo había interpretado, así fue: A mí me

restituyó Faraón en mi puesto, y a él le colgó.»

14 Faraón mandó llamar a José y le sacaron del pozo con premura, se

afeitó y mudó de vestido y compareció ante Faraón.

15 Dijo Faraón a José: «He tenido un sueño y no hay quien lo

interprete, pero he oído decir de ti que te basta oír un sueño para

interpretarlo.»

16 Respondió José a Faraón: «No hablemos de mí, que Dios responda

en buena hora a Faraón.»

17 Y refirió Faraón a José su sueño: «Resulta que estaba yo parado a

la orilla del río,

18 cuando de pronto suben del río siete vacas lustrosas y de hermoso

aspecto, las cuales pacían en el carrizal.

19 Pero he aquí que otras siete vacas subían detrás de aquéllas, de

muy ruin y mala catadura y macilentas, que jamás vi como aquéllas en toda

la tierra de Egipto, de tan malas.

20 Y las siete vacas macilentas y malas se comieron a las siete vacas

primeras, las lustrosas.

21 Pero una vez que las tuvieron dentro, ni se conocía que las

tuviesen, pues su aspecto seguía tan malo como al principio. Entonces me

desperté,

22 y volví a ver en sueños cómo siete espigas crecían en una misma

caña, henchidas y buenas.

23 Pero he aquí que otras siete espigas secas, flacas y asolanadas,

brotaban después de aquéllas

24 y consumieron las espigas flacas a las siete espigas hermosas. Se lo

he dicho a los magos, pero no hay quien me lo explique.»

25 José dijo a Faraón: «El sueño de Faraón es uno solo: Dios anuncia

a Faraón lo que va a hacer.

26 Las siete vacas buenas son siete años de abundancia y las siete

espigas buenas, siete años son: porque el sueño es uno solo.

27 Y las siete vacas macilentas y malas que subían después de

aquéllas, son siete años; e igualmente las siete espigas flacas y asolanadas,

es que habrá siete años de hambre.

28 Esto es lo que yo he dicho a Faraón. Lo que Dios va a hacer lo ha

mostrado a Faraón.

29 He aquí que vienen siete años de gran hartura en todo Egipto.

30 Pero después sobrevendrán otros siete años de hambre y se olvidará

toda la hartura en Egipto, pues el hambre asolará el país,

31 y no se conocerá hartura en el país, de tanta hambre como habrá.

32 Y el que se haya repetido el sueño de Faraón dos veces, es porque

la cosa es firme de parte de Dios, y Dios se apresura a realizarla.

33 Ahora, pues, fíjese Faraón en algún hombre inteligente y sabio, y

póngalo al frente de Egipto.

34 Hágalo así Faraón: ponga encargados al frente del país y exija el

quinto a Egipto durante los siete años de abundancia.

35 Ellos recogerán todo el comestible de esos años buenos que vienen,

almacenarán el grano a disposición de Faraón en las ciudades, y lo

guardarán.

36 De esta forma quedarán registradas las reservas de alimento del

país para los siete años de hambre que habrá en Egipto, y así no perecerá el

país de hambre.»

37 Pareció bien el discurso a Faraón y a todos sus servidores,

38 y dijo Faraón a sus servidores: «¿Acaso se encontrará otro como

éste que tenga el espíritu de Dios?»

39 Y dijo Faraón a José: «Después de haberte dado a conocer Dios

todo esto, no hay entendido ni sabio como tú.

40 Tú estarás al frente de mi casa, y de tu boca dependerá todo mi

pueblo. Tan sólo el trono dejaré por encima de ti.»

41 Dijo Faraón a José: «Mira: te he puesto al frente de todo el país de

Egipto.»

42 Y Faraón se quitó el anillo de la mano y lo puso en la mano de

José, le hizo vestir ropas de lino fino y le puso el collar de oro al cuello,

43 luego le hizo montar en su segunda carroza, e iban gritando delante

de él: «¡Abrek!» Así le puso al frente de todo el país de Egipto.

44 Dijo Faraón a José: «Yo, Faraón: sin tu licencia no levantará nadie

mano ni pie en todo Egipto.»

45 Faraón llamó a José Safnat Panéai y le dio por mujer a Asnat, hija

de Poti Fera, sacerdote de On. Y salió José con autoridad sobre el país de

Egipto.

46 Tenía José treinta años cuando compareció ante Faraón, rey de

Egipto, y salió José de delante de Faraón, y recorrió todo Egipto.

47 La tierra produjo con profusión durante los siete años de

abundancia

48 y él hizo acopio de todos los víveres de los siete años en que hubo

hartura en Egipto poniendo en cada ciudad los víveres de la campiña

circundante.

49 José recolectó grano como la arena del mar, una enormidad, hasta

tener que desistir de contar porque era innumerable.

50 Antes que sobreviniesen los años de hambre, le nacieron a José dos

hijos que le dio Asnat, la hija de Poti Fera, sacerdote de On.

51 Llamó José al primogénito Manasés, porque - decía - «Dios me ha

hecho olvidar todo mi trabajo y la casa de mi padre,»

52 y al segundo le llamó Efraím, porque - decía - «me ha hecho

fructificar Dios en el país de mi aflicción».

53 Concluyéronse los siete años de hartura que hubo en Egipto,

54 y empezaron a llegar los siete años de hambre como había predicho

José. Hubo hambre en todas las regiones; pero en todo Egipto había pan.

55 Toda la tierra de Egipto sintió también hambre, y el pueblo clamó a

Faraón pidiendo pan. Y dijo Faraón a todo Egipto: «Id a José: haced lo que

él os diga.»

56 - El hambre cundió par toda la haz de la tierra. - Entonces José sacó

todas las existencias y abasteció de grano a Egipto. Arreciaba el hambre en

Egipto;

57 de todos los países venían también a Egipto para proveerse

comprando grano a José, porque el hambre cundía por toda la tierra.




lunes, 24 de agosto de 2015

Genesis 40



Génesis 40

1 Después de estas cosas sucedió que el escanciador y el panadero del

rey de Egipto ofendieron a su señor, el rey de Egipto.

2 Faraón se enojó contra sus dos eunucos, contra el jefe de los

escanciadores y el jefe de los panaderos,

3 y les puso bajo la custodia en casa del jefe de los guardias, en

prisión, en el lugar donde estaba detenido José.

4 El jefe de los guardias encargó de ellos a José, para que les sirviese.

Así pasaban los días en presidio.

5 Aconteció que ambos soñaron sendos sueños en una misma noche,

cada cual con su sentido propio: el escanciador y el panadero del rey de

Egipto que estaban detenidos en la prisión.

6 José vino a ellos por la mañana, y los encontró preocupados.

7 Preguntó, pues, a los eunucos de Faraón, que estaban con él en

presidio en casa de su señor: «¿Por qué tenéis hoy mala cara?»

8 «Hemos soñado un sueño - le dijeron - y no hay quien lo interprete.»

José les dijo: «¿No son de Dios los sentidos ocultos? Vamos, contádmelo a

mí.»

9 El jefe de los escanciadores contó su sueño a José y le dijo: «Voy

con mi sueño. Resulta que yo tenía delante una cepa,

10 y en la cepa tres sarmientos, que nada más echar yemas, florecían

enseguida y maduraban las uvas en sus racimos.

11 Yo tenía en la mano la copa de Faraón, y tomando aquellas uvas,

las exprimía en la copa de Faraón, y ponía la copa en la mano de Faraón.»

12 José dijo: «Esta es la interpretación: los tres sarmientos, son tres

días.

13 Dentro de tres días levantará Faraón tu cabeza: te devolverá a tu

cargo, y pondrás la copa de Faraón en su mano, lo mismo que antes, cuando

eras su escanciador.

14 A ver si te acuerdas de mí cuando te vaya bien, y me haces el favor

de hablar de mí a Faraón para que me saque de esta casa.

15 Pues fui raptado del país de los hebreos, y por lo demás, tampoco

aquí hice nada para que me metieran en el pozo.»

16 Vio el jefe panaderos que era buena la interpretación y dijo a José:

«Voy con mi sueño: Había tres cestas de pan candeal sobre mi cabeza.

17 En la cesta de arriba había de todo lo que come Faraón de

panadería, pero los pájaros se lo comían de la cesta, de encima de mi

cabeza.»

18 Respondió José: «Esta es su interpretación. Las tres cestas, son tres

días.

19 A vuelta de tres días levantará Faraón tu cabeza y te colgará en un

madero, y las aves se comerán la carne que te cubre.»

20 Al tercer día, que era el natalicio de Faraón, dio éste un banquete

para todos sus servidores, y levantó la cabeza del jefe de escanciadores y la

del jefe de panaderos en presencia de sus siervos.

21 Al jefe de escanciadores le restituyó en su oficio, y volvió a poner

la copa en manos de Faraón.

22 En cuanto al jefe de panaderos, le colgó: tal y como les había

interpretado José.

23 Pero el jefe de escanciadores no se acordó de José, sino que le echó

en olvido.




Genesis 39





Génesis 39

1 José fue bajado a Egipto, y le compró un egipcio, Putifar, eunuco de

Faraón y jefe de los guardias; le compró a los ismaelitas que le habían

bajado allá.

2 Yahveh asistió a José, que llegó a ser un hombre afortunado,

mientras estaba en casa de su señor egipcio.

3 Este echó de ver que Yahveh estaba con él y que Yahveh hacía

prosperar todas sus empresas.

4 José ganó su favor y entró a su servicio, y su señor le puso al frente

de su casa y todo cuanto tenía se lo confió.

5 Desde entonces le encargó de toda su casa y de todo lo que tenía, y

Yahveh bendijo la casa del egipcio en atención a José, extendiéndose la

bendición de Yahveh a todo cuanto tenía en casa y en el campo.

6 El mismo dejó todo lo suyo en manos de José y, con él, ya no se

ocupó personalmente de nada más que del pan que comía. José era apuesto

y de buena presencia.

7 Tiempo más tarde sucedió que la mujer de su señor se fijó en José y

le dijo: «Acuéstate conmigo.»

8 Pero él rehusó y dijo a la mujer de su señor: «He aquí que mi señor

no me controla nada de lo que hay en su casa, y todo cuanto tiene me lo ha

confiado.

9 ¿No es él mayor que y o en esta casa? Y sin embargo, no me ha

vedado absolutamente nada más que a ti misma, por cuanto eres su mujer.

¿Cómo entonces voy a hacer este mal tan grande, pecando contra Dios?»

10 Ella insistía en hablar a José día tras día, pero él no accedió a

acostarse y estar con ella.

11 Hasta que cierto día entró él en la casa para hacer su trabajo y

coincidió que no había ninguno de casa allí dentro.

12 Entonces ella le asió de la ropa diciéndole: «Acuéstate conmigo.»

Pero él, dejándole su ropa en la mano, salió huyendo afuera.

13 Entonces ella, al ver que había dejado la ropa en su mano, huyó

también afuera y gritó a los de su casa diciéndoles:

14 - «¡Mirad! Nos ha traído un hebreo para que se burle de nosotros.

Ha venido a mí para acostarse conmigo, poro yo he gritado,

15 y al oírme levantar la voz y gritar, ha dejado su vestido a mi lado y

ha salido huyendo afuera.»

16 Ella depositó junto a sí el vestido de él, hasta que vino su señor a

casa,

17 y le repitió esto mismo: «Ha entrado a mí ese siervo hebreo que tú

nos trajiste, para abusar de mí;

18 pero yo he levantado la voz y he gritado, y entonces ha dejado él su

ropa junto a mí y ha huido afuera.»

19 Al oír su señor las palabras que acababa de decirle su mujer: -

«Esto ha hecho conmigo tu siervo» - se encolerizó.

20 Y el señor de José le prendió y le puso en la cárcel, en el sitio

donde estaban los detenidos del rey. Allí se quedó en presidio.

21 Pero Yahveh asistió a José y le cubrió con su misericordia,

haciendo que se ganase el favor del alcaide.

22 El alcaide confió a José todos los detenidos que había en la cárcel;

todo lo que se hacía allí, lo hacía él.

23 El alcaide no controlaba absolutamente nada de cuanto

administraba José, ya que Yahveh le asistía y hacía prosperar todas sus

empresas.


Genesis 38





Génesis 38

1 Por aquel tiempo bajó Judá de donde sus hermanos para dirigirse a

cierto individuo de Adullam llamado Jirá.

2 Allí conoció Judá a la hija de un cananeo llamado Súa y tomándola

por esposa se llegó a ella;

3 ella concibió y dio a luz un hijo, al que llamó Er.

4 Volvió a concebir y dio a luz otro hijo, al que llamó Onán.

5 Nuevamente dio a luz otro hijo, al que llamó Selá. Ella se

encontraba en Akzib al darle a luz.

6 Judá tomó para su primogénito Er a una mujer llamada Tamar.

7 Er, el primogénito de Judá, fue malo a los ojos de Yahveh, Yahveh

le hizo morir.

8 Entonces Judá dijo a Onán: «Cásate con la mujer de tu hermano y

cumple como cuñado con ella, procurando descendencia a tu hermano.»

9 Onán sabía que aquella descendencia no sería suya, y así, si bien

tuvo relaciones con su cuñada, derramaba a tierra, evitando el dar

descendencia a su hermano.

10 Pareció mal a Yahveh lo que hacía y le hizo morir también a él.

11 Entonces dijo Judá a su nuera Tamar: «Quédate como viuda en

casa de tu padre hasta que crezca mi hijo Selá.» Pues se decía: «Por si acaso

muere también él, lo mismo que sus hermanos.» Tamar se fue y quedó en

casa de su padre.

12 Pasaron muchos días, y murió la hija de Súa, la mujer de Judá.

Cuando Judá se hubo consolado, subió a Timná para el trasquileo de su

rebaño, junto con Jirá su compañero adulamita.

13 Se lo notificaron a Tamar: «Oye, tu suegro sube a Timná para el

trasquileo de su rebaño.»

14 Entonces ella se quitó de encima sus ropas de viuda y se cubrió con

el velo, y bien disfrazada se sentó en Petaj Enáyim, que está a la vera del

camino de Timná. Veía, en efecto, que Selá había crecido, pero que ella no

le era dada por mujer.

15 Judá la vio y la tomó por una ramera, porque se había tapado el

rostro,

16 y desviándose hacia ella dijo: «Déjame ir contigo» - pues no la

reconoció como su nuera. Dijo ella: «¿Y qué me das por venir conmigo?» -

17 «Te mandaré un cabrito de mi rebaño.» - «Si me das prenda hasta

que me lo mandes...» -

18 «¿Qué prenda he de darte?» - «Tu sello, tu cordón y el bastón que

tienes en la mano.» El se lo dio y se unió a ella, la cual quedó encinta de él.

19 Entonces se marchó ella y, quitándose el velo, se vistió sus ropas

de viuda.

20 Judá, por su parte, envió el cabrito por mediación de su compañero

el adulamita, para rescatar la prenda de manos de la mujer, pero éste no la

encontró.

21 Preguntó a los del lugar: «¿Dónde está la ramera aquella que había

en Enáyim, a la vera del camino?» - «Ahí no ha habido ninguna ramera» -

dijeron.

22 Entonces él se volvió donde Judá y dijo: «No la he encontrado; y

los mismos lugareños me han dicho que allí no ha habido ninguna ramera.»

23 «Pues que se quede con ello - dijo Judá -; que nadie se burle de

nosotros. Ya ves cómo he enviado ese cabrito, y tú no la has encontrado.»

24 Ahora bien, como a los tres meses aproximadamente, Judá recibió

este aviso: «Tu nuera Tamar ha fornicado, y lo que es más, ha quedado

encinta a consecuencia de ello.» Dijo Judá: «Sacadla y que sea quemada.»

25 Pero cuando ya la sacaban, envió ella un recado a su suegro: «Del

hombre a quien esto pertenece estoy encinta», y añadía: «Examina, por

favor, de quién es este sello, este cordón y este bastón.»

26 Judá lo reconoció y dijo: «Ella tiene más razón que yo, porque la

verdad es que no la he dado por mujer a mi hijo Selá.» Y nunca más volvió

a tener trato con ella.

27 Al tiempo del parto resultó que tenía dos mellizos en el vientre.

28 Y ocurrió que, durante el parto, uno de ellos sacó la mano, y la

partera le agarró y le ató una cinta escarlata a la mano, diciendo: «Este ha

salido primero.»

29 Pero entonces retiró él la mano, y fue su hermano el que salió. Ella

dijo: «¡Cómo te has abierto brecha!» Y le llamó Peres.

30 Detrás salió su hermano, que llevaba en la mano la cinta escarlata,

y le llamó Zéraj.


Genesis 37







Génesis 37

1 Jacob, por su parte, se estableció en el que fue país residencial de su

padre, el país de Canaán.

2 Esta es la historia de Jacob. José tenía diecisiete años. Estaba de

pastor de ovejas con sus hermanos - él, muchacho todavía, con los hijos de

Bilhá y los de Zilpá, mujeres de su padre. Y José comunicó a su padre lo

mal que se hablaba de ellos.

3 Israel amaba a José más que a todos los demás hijos, por ser para él

el hijo de la ancianidad. Le había hecho una túnica de manga larga.

4 Vieron sus hermanos cómo le prefería su padre a todos sus otros

hijos, y le aborrecieron hasta el punto de no poder ni siquiera saludarle.

5 José tuvo un sueño y lo manifestó a sus hermanos, quienes le

odiaron más aún.

6 Les dijo: «Oíd el sueño que he tenido.

7 Me parecía que nosotros estábamos atando gavillas en el campo, y

he aquí que mi gavilla se levantaba y se tenía derecha, mientras que

vuestras gavillas le hacían rueda y se inclinaban hacia la mía.»

8 Sus hermanos le dijeron: «¿Será que vas a reinar sobre nosotros o

que vas a tenernos domeñados?» Y acumularon todavía más odio contra él

por causa de sus sueños y de su palabras.

9 Volvió a tener otro sueño, y se lo contó a sus hermanos. Díjoles:

«He tenido otro sueño: Resulta que el sol, la luna y once estrellas se

inclinaban ante mí.»

10 Se lo contó a su padre y a sus hermanos, y su padre le reprendió y

le dijo: «¿Qué sueño es ése que has tenido? ¿Es que yo, tu madre y tus

hermanos vamos a venir a inclinarnos ante ti hasta el suelo?»

11 Sus hermanos le tenían envidia, mientras que su padre

reflexionaba.

12 Fueron sus hermanos a apacentar las ovejas de su padre en Siquem,

13 y dijo Israel a José: «¿No están tus hermanos pastoreando en

Siquem? Ve de mi parte a donde ellos.» Dijo: «Estoy listo.»

14 Díjole: «Anda, vete a ver si tus hermanos siguen sin novedad, y lo

mismo el ganado, y tráeme noticias.» Le envió, pues, desde el valle de

Hebrón, y José fue a Siquem.

15 Encontróse con él un hombre mientras estaba discurriendo por el

campo. El hombre le preguntó: «¿Qué buscas?»

16 Díjole: «Estoy buscando a mis hermanos. Indícame, por favor,

dónde están pastoreando.»

17 El hombre le dijo: «Partieron de aquí, pues yo les oí decir: “Vamos

a Dotán.”» José fue detrás de sus hermanos y los encontró en Dotán.

18 Ellos le vieron de lejos, y antes que se les acercara, conspiraron

contra él para matarle,

19 y se decían mutuamente: «Por ahí viene el soñador.

20 Ahora, pues, venid, matémosle y echémosle en un pozo cualquiera,

y diremos que algún animal feroz le devoró. Veremos entonces en qué

paran sus sueños.»

21 Rubén lo oyó y le libró de sus manos. Dijo: «No atentemos contra

su vida.»

22 Rubén les dijo: «No derraméis sangre. Echadle a ese pozo que hay

en el páramo, pero no pongáis la mano sobre él.» Su intención era de

salvarle de sus hermanos para devolverle a su padre.

23 Y ocurrió, que cuando llegó José donde sus hermanos, éstos

despojaron a José de su túnica - aquella túnica de manga larga que llevaba

puesta -,

24 y echándole mano le arrojaron al pozo. Aquel pozo estaba vacío,

sin agua.

25 Luego se sentaron a comer. Y levantando los ojos divisaron una

caravana de ismaelitas que venían de Galaad, con camellos cargados de

almáciga, sandáraca y ládano, que iban bajando hacia Egipto.

26 Entonces dijo Judá a sus hermanos: «¿Qué aprovecha el que

asesinemos a nuestro hermano y luego tapemos su sangre?

27 Venid vamos a venderle a los ismaelitas, pero no pongamos la

mano en él, porque es nuestro hermano, carne nuestra.» Y sus hermanos

asintieron.

28 Pasaron unos madianitas mercaderes, y descubriéndole subieron a

José del pozo. Vendieron a José a los ismaelitas por veinte piezas de plata,

y éstos se llevaron a José a Egipto.

29 Vuelve Rubén al pozo, y he aquí que José nos estaba en el pozo. El

desgarró sus ropas,

30 y volviendo donde sus hermanos les dijo: «El niño no aparece, y yo

¿qué hago ahora?»

31 Entonces tomaron la túnica de José, y degollando un cabrito,

tiñeron la túnica en sangre,

32 y enviaron la túnica de manga larga, haciéndola llegar hasta su

padre con este recado: «Esto hemos encontrado: examina si se trata de la

túnica de tu hijo, o no.»

33 El la examinó y dijo: «¡Es la túnica de mi hijo! ¡Algún animal

feroz le ha devorado! ¡José ha sido despedazado!»

34 Jacob desgarró su vestido, se echó un sayal a la cintura e hizo duelo

por su hijo durante muchos días.

35 Todos sus hijos e hijas acudieron a consolarle, pero él rehusaba

consolarse y decía: «Voy a bajar en duelo al seol donde mi hijo.» Y su

padre le lloraba.

36 Por su parte, los madianitas, llegados a Egipto, le vendieron a

Putifar, eunuco de Faraón y capitán de los guardias

viernes, 21 de agosto de 2015

Genesis 36





Génesis 36

1 Este es el linaje de Esaú, o sea Edom.

2 Esaú tomó a sus mujeres de entre las cananeas: a Adá, hija de Elón

el hitita, a Oholibamá, hija de Aná, hijo de Sibeón el jorita,

3 y a Basmat, hija de Ismael, la hermana de Nebayot.

4 Adá dio a luz para Esaú a Elifaz, Basmat le dio a Reuel.

5 Oholibamá le dio a Yeús, Yalam y Coré. Estos son los hijos que le

nacieron a Esaú en Canaán.

6 Esaú tomó a sus mujeres, hijos e hijas y a todas la personas de su

casa, su ganado, todas sus bestias y toda la hacienda que había logrado en

territorio cananeo, y se fue al país de Seír, enfrente de su hermano Jacob,

7 porque los bienes de entrambos eran demasiados para poder vivir

juntos, y el país donde residían no daba abasto para tanto ganado como

tenían.

8 Esaú se estableció, pues, en la tierra de Seír. Esaú es Edom.

9 Estos son los descendientes de Esaú, padre de Edom, en la montaña

de Seír,

10 y éstos los nombres de sus hijos: Elifaz, hijo de Adá, mujer de

Esaú, y Reuel, hijo de Basmat, mujer de Esaú.

11 Los hijos de Elifaz fueron: Temán, Omar, Sefó, Gaetam y Quenaz.

12 Timná fue concubina de Elifaz, hijo de Esaú, y dio a luz a Amalec.

Estos son los descendientes de Adá, mujer de Esaú.

13 Y estos son los hijos de Reuel: Nájat, Zéraj, Sammá y Mizzá. Estos

son los descendientes de Basmat, mujer de Esaú.

14 Los hijos de la mujer de Esaú, Oholibamá, hija de Aná, hijo de

Sibeón, que ella dio a luz a Esaú, fueron éstos: Yeús, Yalam y Coré.

15 He aquí los jeques de los hijos de Esaú. De los hijos de Elifaz,

primogénito de Esaú: el jeque Temán, el jeque Omar, el jeque Sefó, el jeque

Quenaz,

16 el jeque Gaetam, el jeque Amalec. Estos son los jeques de Elifaz,

en el país de Edom, y éstos los descendientes de Adá.

17 Los hijos de Reuel, hijo de Esaú, fueron: el jeque Najat, el jeque

Zéraj, el jeque Sammá, el jeque Mizzá. Estos son los jeque de Reuel, en el

país de Edom; y éstos los descendientes de Basmat, mujer de Esaú.

18 Los hijos de Oholibamá, mujer de Esaú, fueron: el jeque Yeús, el

jeque Yalam, el jeque Coré. Estos son los jeques de Oholibamá, hija de

Aná, mujer de Esaú.

19 Estos son los hijos de Esaú y éstos sus jeques, los de Edom.

20 He aquí los hijos de Seír el jorita, que habitaban en aquella tierra:

Lotán, Sobal, Sibeón, Aná,

21 Disón, Eser y Disán. Estos son los jeques de los joritas, hijos de

Seír, en el país de Edom.

22 Los hijos de Lotán fueron: Jorí y Hemam, y hermana de Lotán fue

Timná.

23 Los hijos de Sobal fueron: Alván, Manájat, Ebal, Sefó y Onam.

24 Los hijos de Sibeón: Ayyá y Aná. Este es el mismo Aná que

encontró las aguas termales en el desierto, cuando apacentaba los asnos de

su padre Sibeón.

25 Los hijos de Aná: Disón y Oholibamá, hijo de Aná.

26 Los hijos de Disón: Jemdán, Esbán, Yitrán y Kerán.

27 Los hijos de Eser: Bilhán, Zaaván y Acán.

28 Los hijos de Disán: Us y Arán.

29 Estos son los jeques joritas: el jeque Lotán, el jeque Sobal, el jeque

Sibeón, el jeque Aná,

30 el jeque Disón, el jeque Eser, el jeque Disán. Estos son los jeques

joritas según sus clanes en el país de Seír.

31 Estos son los reyes que reinaron en Edom, antes de reinar rey

alguno de los israelitas.

32 Reinó en Edom Belá, hijo de Beor; y el nombre de su ciudad era

Dinhabá.

33 Murió Belá, y reinó en su lugar Yobab, hijo de Zéraj, de Bosrá.

34 Murió Yobab, y reinó en su lugar Jusam, del país de los temanitas.

35 Murió Jusam, y reinó en su lugar Hadad, hijo de Bedad, el que

derrotó a Madián en el campo de Moab; y el nombre de su ciudad era Avit.

36 Murió Hadad, y reinó en su lugar Samlá de Masrecá.

37 Murió Samlá, y reinó en su lugar Saúl, de Rejobot del Río.

38 Murió Saúl, y reinó en su lugar Baal Janán hijo de Akbor.

39 Murió Baal Janán hijo de Akbor, y reinó en su lugar Hadad; el

nombre de su ciudad era Pau, y el nombre de su mujer, Mehetabel, hija de

Matred, hija de Mezahab.

40 Estos son los nombres de los jeques de Esaú, según sus familias y

territorios y por sus nombres. El jeque Timná, el jeque Alvá, el jeque Yetet,

41 el jeque Oholibamá, el jeque Elá, el jeque Pinón.

42 el jeque Quenaz, el jeque Temán, el jeque Mibsar,

43 el jeque Magdiel, el jeque Iram. Estos son los jeques de Edom,

según sus moradas, en las tierras que ocupan. Este es Esaú padre de Edom.


Genesis 35







Génesis 35

1 Dios dijo a Jacob: «Levántate, sube a Betel y te estableces allí,

haciendo un altar al Dios que se te apareció cuando huías de tu hermano

Esaú.»

2 Jacob dijo a su casa y a todos los que le acompañaban: «Retirad los

dioses extraños que hay entre vosotros. Purificaos, y mudaos de vestido.

3 Luego, levantémonos y subamos a Betel, y haré allí un altar al Dios

que me dio respuesta favorable el día de mi tribulación, y que me asistió en

mi viaje.»

4 Ellos entregaron a Jacob todos los dioses extraños que había en su

poder, y los anillos de sus orejas, y Jacob los escondió debajo de la encina

que hay al pie de Siquem.

5 Partieron, pues, y un pánico divino cayó sobre las ciudades de sus

contornos; así no persiguieron a los hijos de Jacob.

6 Jacob llegó a Luz, que está en territorio cananeo - es Betel - junto

con todo el pueblo que le acompañaba,

7 y edificó allí un altar, llamando al lugar El Betel, porque allí mismo

se le había aparecido Dios cuando huía de su hermano.

8 Débora, la nodriza de Rebeca, murió y fue sepultada en las

inmediaciones de Betel, debajo de una encina; y él la llamó la Encina del

Llanto.

9 Dios se apareció a Jacob una vez más a su llegada de Paddán Aram

y le bendijo.

10 Díjole Dios: «Tu nombre es Jacob, pero ya no te llamarás Jacob,

sino que tu nombre será Israel.» Y le llamó Israel.

11 Díjole Dios: «Yo soy El Sadday. Sé fecundo y multiplícate. Un

pueblo, una asamblea de pueblos tomará origen de ti y saldrán reyes de tus

entrañas.

12 La tierra que di a Abraham e Isaac, a ti te la doy, y a tu

descendencia y sucesión daré esta tierra.»

13 Y Dios subió de su lado.

14 Jacob erigió una estela en el lugar donde había hablado Dios con

él: una estela de piedra; derramó sobre ella una libación, y vertió sobre ella

aceite.

15 Jacob llamó a lugar donde había hablado Dios con él «Betel».

16 Partieron de Betel, y cuando aún faltaba un trecho hasta Efratá,

Raquel tuvo un mal parto.

17 Sucedió que, en medio de los apuros del parto, le dijo la

comadrona: «¡Animo, que también este es hijo!»

18 Entonces ella, al exhalar el alma, cuando moría, le llamó Ben Oní;

pero su padre le llamó Benjamín.

19 Murió Raquel y fue sepultada en el camino de Efratá, o sea Belén.

20 Jacob erigió una estela sobre su sepulcro: es la estela del sepulcro

de Raquel hasta hoy.

21 Israel partió y desplegó su tienda más allá de Migdal Eder.

22 Sucedió por entonces, mientras Israel residía en aquel país, que fue

Rubén y se acostó con Bilhá, la concubina de su padre, e Israel se enteró de

ello. Los hijos de Jacob fueron doce.

23 Hijos de Lía: el primogénito de Jacob, Rubén; después Simeón,

Leví, Judá, Isacar y Zabulón.

24 Hijos de Raquel: José y Benjamín.

25 Hijos de Bilhá, la esclava de Raquel: Dan y Neftalí.

26 Hijos de Zilpá, la esclava de Lía: Gad y Aser. Estos fueron los

hijos de Jacob, que le nacieron en Paddán Aram.

27 Jacob llegó adonde su padre Isaac, a Mambré o Quiryat Arbá, - o

sea, Hebrón - donde residieron Abraham e Isaac.

28 Isaac alcanzó la edad de 180 años.

29 Entonces Isaac expiró y murió, fue a reunirse con su pueblo,

Genesis 34



Génesis 34

1 Dina, la hija que Lía había dado a Jacob, salió una vez a ver a las

mujeres del país.

2 Siquem, hijo de Jamor el jivita, príncipe de aquella tierra, la vio, se

la llevó, se acostó con ella y la humilló.

3 Su alma se aficionó a Dina, hija de Jacob, se enamoró de la

muchacha y trató de convencerla.

4 Siquem dijo a su padre Jamor: «Tómame a esta chica por mujer.»

5 Jacob oyó que Siquem había violado a su hija Dina, pero sus hijos

estaban con el ganado en el campo, y Jacob guardó silencio hasta su

llegada.

6 Jamor, padre de Siquem, salió a donde Jacob para hablar con él.

7 Los hijos de Jacob volvieron del campo al oírlo, y se indignaron los

hombres y les dio mucha rabia la afrenta hecha por Siquem acostándose con

la hija de Jacob: «Eso no se hace.»

8 Jamor habló con ellos diciendo: «Mi hijo Siquem se ha prendado de

vuestra hija, así que dádsela por mujer.

9 Emparentad con nosotros: dadnos vuestras hijas, y tomad para

vosotros la nuestras.

10 Quedaos a vivir con nosotros: tenéis la tierra franca. Instalaos,

circulad libremente y adquirid propiedades.»

11 Siquem dijo al padre y a los hermanos de la chica: «Ojalá me

concedáis vuestro favor, y yo os daré lo que me pidáis.

12 Pedidme cualquier dote, por grande que sea, que yo os daré cuanto

me digáis; pero dadme a la muchacha por mujer.»

13 Los hijos de Jacob respondieron a Siquem y a su padre Jamor con

disimulo, y dirigiéndose a aquel que había violado a su hermana Dina,

14 dijeron: «No podemos hacer tal cosa: dar nuestra hermana a uno

que es incircunciso, porque eso es una vergüenza para nosotros.

15 Tan sólo os la daremos a condición de que os hagáis como

nosotros, circuncidándose todos vuestros varones.

16 Entonces os daremos nuestras hijas, y tomaremos para nosotros las

vuestras, nos quedaremos con vosotros y formaremos un solo pueblo.

17 Pero si no nos escucháis respecto a la circuncisión, entonces

tomaremos a nuestra hija y nos iremos.»

18 Sus palabras parecieron bien a Jamor y a Siquem, hijo de Jamor,

19 y el muchacho no tardó en ponerlo en práctica, porque quería a la

hija de Jacob. El mismo era el más honorable de toda la casa de su padre.

20 Jamor y su hijo Siquem vinieron a la puerta de su ciudad y

hablaron a todos sus conciudadanos diciéndoles:

21 «Estos hombres nos vienen en son de paz. Que se queden en el país

y a circulen libremente, pues y a veis que pueden disponer de tierra

espaciosa. Tomemos a sus hijas por mujeres y démosles las nuestras.

22 Pero sólo con esta condición accederán estos hombres a quedarse

con nosotros para formar un solo pueblo: que nos circuncidemos todos los

varones; igual que ellos están circuncidados.

23 Sus ganados y hacienda y todas sus bestias, ¿no van a ser para

nosotros? Así que lleguemos a un acuerdo con ellos y que se queden con

nosotros.»

24 Todos los que salían por la puerta de la ciudad escucharon a Jamor

y a su hijo Siquem, y se circuncidó todo varón que salía por las puertas de

la ciudad.

25 Pues bien, al tercer día, mientras ellos estaban adoloridos, dos hijos

de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, blandieron cada uno su espada

y entrando en la ciudad sin peligro mataron a todo varón.

26 También mataron a Jamor y a Siquem a filo de espada, y tomando

a Dina de la casa de Siquem, salieron.

27 Los hijos de Jacob pasaron sobre los muertos, pillaron la ciudad

que había violado a su hermana,

28 se apoderaron de sus rebaños, vacadas y asnos, cuanto había en la

ciudad y cuanto había en el campo,

29 saquearon toda su hacienda y sus pequeñuelos y sus mujeres, y

pillaron todo lo que había dentro.

30 Jacob dijo a Simeón y a Leví: «Me habéis puesto a malas

haciéndome odioso entre los habitantes de este país, los cananeos y los

perizitas, pues yo dispongo de unos pocos hombres, y ellos van a juntarse

contra mí, me atacarán y seré aniquilado yo y mi casa.»

31 Replicaron ellos: «¿Es que iban a tratar a nuestra hermana como a

una prostituta?»

Génesis 35

1 Dios dijo a Jacob: «Levántate, sube a




Genesis 33







Génesis 33

1 Jacob levantó los ojos y al ver que venía Esaú con cuatrocientos

hombres, repartió a los niños entre Lía y Raquel y las dos siervas.

2 Puso a las siervas y sus niños al frente; después a Lía y sus niños, y

a Raquel y José en la zaga,

3 y él se les adelantó y se inclinó en tierra siete veces, hasta llegar

donde su hermano.

4 Esaú, a su vez, corrió a su encuentro, le abrazó, se le echó al cuello,

le besó y lloró.

5 Levantó luego los ojos, y al ver a las mujeres y a los niños, dijo:

«¿Qué son de ti éstos?» - «Son los hijos que ha otorgado Dios a tu siervo.»

6 Entonces se acercaron las siervas con sus niños, y se inclinaron.

7 Acercóse también Lía con sus niños, y se inclinaron. Y por último se

acercaron José y Raquel y se inclinaron.

8 Dijo Esaú: «¿Qué pretendes con toda esta caravana que acabo de

encontrar?» - «Es para hallar gracias a los ojos de mi señor.»

9 Dijo Esaú: «Tengo bastante, hermano mío; sea para ti lo tuyo.»

10 Replicó Jacob: «De ninguna manera. Si he hallado gracias a tus

ojos, toma mi regalo de mi mano, ya que he visto tu rostro como quien ve el

rostro de Dios, y me has mostrado simpatía.

11 Acepta, pues, el obsequio que te he traído; pues Dios me ha

favorecido y tengo de todo.» E instóle tanto que aceptó.

12 Dijo Esaú: «Vámonos de aquí, y yo te daré escolta.»

13 El le dijo: «Mi señor sabe que los niños son tiernos, y que tengo

conmigo ovejas y vacas criando; un día de ajetreo bastaría para que muriese

todo el rebaño.

14 Adelántese, pues, mi señor a su siervo, que yo avanzaré despacito,

al paso del ganado que llevo delante, y al paso de los niños, hasta que llegue

donde mi señor, a Seír.»

15 Dijo Esaú: «Entonces voy a destacar contigo a parte de la gente que

me acompaña.» - «¿Para qué tal? Con que halle yo gracia a los ojos de mi

señor...»

16 Rehízo, pues, Esaú aquel mismo día su camino rumbo a Seír,

17 y Jacob partió para Sukkot donde edificó para sí una casa y para su

ganado hizo cabañas. Por donde se llamó aquel lugar Sukkot.

18 Jacob llegó sin novedad a la ciudad de Siquem, que está en el

territorio cananeo, viniendo de Paddán Aram, y acampó frente a la ciudad.

19 Compró a los hijos de Jamor, padre de Siquem, por cien agnos la

parcela de campo donde había desplegado su tienda,

20 erigió allí un altar, y lo llamó de «El», Dios de Israel.


Genesis 32





Génesis 32

1 A la mañana siguiente, Labán besó a sus hijos e hijas, les bendijo y

se volvió a su lugar.

2 Jacob se fue por su camino, y le salieron al encuentro ángeles de

Dios.

3 Al verlos, dijo Jacob: «Este es el campamento de Dios»; y llamó a

aquel lugar Majanáyim.

4 Jacob envió mensajeros por delante hacia su hermano Esaú, al país

de Seír, la estepa de Edom,

5 encargándoles: «Diréis a mi señor Esaú: Así dice tu siervo Jacob:

Fui a pasar una temporada con Labán, y me he demorado hasta hoy.

6 Me hice con bueyes, asnos, ovejas, siervos y siervas; y ahora mando

a avisar a mi señor, para hallar gracia a sus ojos.»

7 Los mensajeros volvieron a Jacob, diciendo: «Hemos ido donde tu

hermano Esaú, y él mismo viene a tu encuentro con cuatrocientos

hombres.»

8 Jacob se asustó mucho y se llenó de angustia; dividió a sus gentes,

las ovejas, vacas y camellos, en dos campamentos,

9 y dijo: «Si llega Esaú a uno de los campamentos y lo ataca, se

salvará el otro.»

10 Y dijo Jacob: «¡Oh Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi padre

Isaac, Yahveh, que me dijiste: “Vuelve a tu tierra y a tu patria, que yo seré

bueno contigo”,

11 qué poco merecía yo todas las mercedes y toda la confianza que

has dado a tu siervo! Pues con solo mi cayado pasé este Jordán y ahora he

venido a formar dos campamentos.

12 Líbrame de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le

temo, no sea que venga y nos ataque, a la madre junto con los hijos.

13 Que fuiste tú quien dijiste: “Yo seré bueno de veras contigo y haré

tu descendencia como la arena del mar, que no se puede contar de tanta

como hay.”»

14 Y Jacob pasó allí aquella noche. Tomó de lo que tenía a mano un

regalo para su hermano Esaú,

15 consistente en doscientas cabras y veinte machos cabríos,

doscientas ovejas y veinte carneros,

16 treinta camellas criando, junto con sus crías, cuarenta vacas y diez

toros, veinte asnas y diez garañones,

17 y repartiéndolo en manadas independientes, los confió a sus siervos

y les dijo: «Pasad delante de mí, dejando espacio entre manada y manada.»

18 Y al primero le encargó: «Cuando te salga al paso mi hermano

Esaú y te pregunte “de quién eres y adónde vas, y para quién es eso que va

delante de ti”,

19 dices: “De tu siervo Jacob; es un regalo enviado para mi señor

Esaú. Precisamente, él mismo viene detrás de nosotros.”»

20 El mismo encargo hizo también al segundo, como asimismo al

tercero y a todos los que iban tras las manadas diciendo: «En estos términos

hablaréis a Esaú cuando le encontréis,

21 añadiendo: “Precisamente, tu siervo Jacob viene detrás de

nosotros.”» Pues se decía: «Voy a ganármelo con el regalo que me precede,

tras de lo cual me entrevistaré con él; tal vez me haga buena cara.»

22 Así, pues, mandó el regalo por delante, y él pasó aquella noche en

el campamento.

23 Aquella noche se levantó, tomó a sus dos mujeres con sus dos

siervas y a sus once hijos y cruzó el vado de Yabboq.

24 Les tomó y les hizo pasar el río, e hizo pasar también todo lo que

tenía.

25 Y habiéndose quedado Jacob solo, estuvo luchando alguien con él

hasta rayar el alba.

26 Pero viendo que no le podía, le tocó en la articulación femoral, y se

dislocó el fémur de Jacob mientras luchaba con aquél.

27 Este le dijo: «Suéltame, que ha rayado el alba.» Jacob respondió:

«No te suelto hasta que no me hayas bendecido.»

28 Dijo el otro: «¿Cuál es tu nombre?» - «Jacob.» -

29 «En adelante no te llamarás Jacob sino Israel; porque has sido

fuerte contra Dios y contra los hombres, y le has vencido.»

30 Jacob le preguntó: «Dime por favor tu nombre.» - «¿ Para qué

preguntas por mi nombre?» Y le bendijo allí mismo.

31 Jacob llamó a aquel lugar Penuel, pues (se dijo): «He visto a Dios

cara a cara, y tengo la vida salva.»

32 El sol salió así que hubo pasado Penuel, pero él cojeaba del muslo.

33 Por eso los israelitas no comen, hasta la fecha, el nervio ciático,

que está sobre la articulación del muslo, por haber sido tocado Jacob en la

articulación femoral, en el nervio ciático.


Genesis 31







Génesis 31

1 Oyó Jacob que los hijos de Labán decían: «Jacob se ha apoderado de

todo lo de nuestro padre, y con lo de nuestro padre ha hecho toda esa

fortuna.»

2 Jacob observó el rostro de Labán y vio que ya no era para con él

como hasta entonces.

3 Entonces Yahveh dijo a Jacob: «Vuélvete a la tierra de tus padres, a

tu patria, y yo estaré contigo.»

4 Jacob envió a llamar a Raquel y a Lía al campo, donde estaba su

rebaño,

5 y les dijo: «Vengo observando que vuestro padre ya no me mira

como antes; pero el Dios de mi padre ha estado conmigo.

6 Vosotras sabéis que he servido a vuestro padre con todas mis

fuerzas;

7 pero vuestro padre ha trapaceado conmigo y ha cambiado mi

retribución una docena de veces, si bien Dios no le ha dejado perjudicarme.

8 Si él decía: Tu paga serán las reses pintas, entonces todas las ovejas

parían pintas. Y si decía: Tu paga será lo listado, entonces todas las ovejas

parían listado.

9 De esta suerte Dios ha quitado el ganado a vuestro padre y me lo ha

dado a mí.

10 Pues bien: en la época de calentarse el rebaño, alcé los ojos y vi en

un sueño cómo los machos que montaban al rebaño eran listados, pintos y

salpicados.

11 Y me dijo el Ángel de Dios en aquel sueño: “¡Jacob!” Yo respondí:

“Aquí estoy.”

12 Y dijo: Alza los ojos, y verás que todos los machos que montan al

rebaño son listados, pintos y salpicados. Es que he visto todo lo que Labán

te ha hecho.

13 Yo soy el Dios que se te apareció en Betel, donde ungiste una

estela y donde me hiciste aquel voto. Ahora, levántate, sal de esta tierra y

vuelve a tu país natal.»

14 Respondieron Raquel y Lía y le dijeron: «¿Es que tenemos aún

parte o herencia en la casa de nuestro padre?

15 ¿No hemos sido consideradas como extrañas para él, puesto que

nos vendió y, por comerse, incluso se comió nuestra plata?

16 Así que toda la riqueza que ha quitado Dios a nuestro padre nuestra

es y de nuestros hijos. Con que todo lo que te ha dicho Dios, hazlo.»

17 Levantóse Jacob, montó a sus hijos y a sus mujeres en los

camellos,

18 y se llevó todo su ganado y toda la hacienda que había adquirido, el

ganado de su propiedad, que había adquirido en Paddán Aram, para irse a

donde su padre Isaac a Canaán.

19 Como Labán había ido a esquilar sus ovejas, Raquel robó los

ídolos familiares que tenía su padre,

20 y Jacob actuó a hurtadillas de Labán el arameo, no dándole ningún

indicio de que se fugaba.

21 En efecto, se fugó con todo lo suyo; se levantó, pasó el Río y

enderezó hacia la montaña de Galaad.

22 Al tercer día recibió Labán la noticia de que Jacob se había fugado.

23 Entonces tomó a sus hermanos consigo y tras siete jornadas de

persecución a su zaga le dio alcance en la montaña de Galaad.

24 Pero aquella noche vino Dios en sueños a Labán el arameo y le

dijo: «Guárdate de hablar nada con Jacob, ni bueno ni malo.»

25 Alcanzó, pues, Labán a Jacob. Este había plantado su tienda en la

montaña y Labán plantó la suya con sus hermanos en la misma montaña de

Galaad.

26 Y dijo Labán a Jacob: «¿Qué has hecho? Has actuado a hurtadillas

de mí y te has llevado a mis hijas cual cautivas de guerra.

27 ¿Por qué te has fugado con disimulo y a hurtadillas de mí, en vez

de advertírmelo? Yo te habría despedido con alegría y con cantares, con

adufes y arpas.

28 Ni siquiera me has permitido besar a mis hijos e hijas. O sea, que

has obrado como un necio.

29 Hay poder en mi mano para hacerte mal: pero el Dios de tu padre

me dijo ayer noche: “Guárdate de hablar a Jacob absolutamente nada, ni

bueno ni malo.”

30 Así pues, tú te has marchado porque añorabas la casa paterna, pero

¿por qué robaste mis dioses?»

31 Respondió Jacob a Labán: «Es que tuve miedo, pensando que

acaso ibas a quitarme a tus hijas.

32 Pero eso sí, que aquel a quien le encuentres tus dioses no quede con

vida. Delante de nuestros hermanos reconoce lo tuyo que yo tenga y

tómatelo.» En efecto, Jacob ignoraba que Raquel los había robado.

33 Entró Labán en la tienda de Jacob, en la de Lía y en la de las dos

criadas, y no halló nada. Salió de la tienda de Lía, y entró en la de Raquel.

34 Pero Raquel había tomada los ídolos familiares y, poniéndolos en

la albarda del camello, se había sentado encima. Labán registró toda la

tienda sin hallar nada.

35 Ella dijo a su padre: «No le dé enojo a mi señor de que no pueda

levantarme en tu presencia, porque estoy con las reglas.» El siguió

rebuscando por toda la tienda sin dar con los ídolos.

36 Entonces Jacob, montando en cólera recriminó a Labán, y

encarándose con él le dijo: «¿Cual es mi delito? ¿Cuál mi pecado, que me

persigues con saña?

37 Al registrar todos mis enseres, ¿qué has hallado de todos los

enseres de tu casa? Ponlo aquí, ante mis hermanos y los tuyos, y juzguen

ellos entre nosotros dos.

38 En veinte años que llevo contigo, tus ovejas y tus cabras nunca han

malparido, y los machos de tu rebaño nunca me los he comido.

39 Ganado destrozado por fieras nunca te llevé: yo pagaba el daño, de

lo mío te cobrabas tanto si era yo robado de día como si lo era de noche.

40 Estaba yo que de día me devoraba el resistero, y de noche la

helada, mientras huía el sueño de mis ojos.

41 Estos fueron mis veinte años en tu casa. Catorce años te serví por

tus dos hijas, y seis por tus ovejas, y tú has cambiado mi paga diez veces.

42 Si el Dios de mi Padre, el Dios de Abraham y el Padrino de Isaac

no hubiese estado por mí, a fe que ahora me despacharas de vacío. Mi cuita

y la fatiga de mis manos las ha visto Dios y ha dado su fallo ayer noche.»

43 Respondió Labán y dijo a Jacob: «Estas hijas son mías, estos hijos

son mis hijos, y estas ovejas mis ovejas, todo cuanto ves, mío es. Y, ¿qué

voy a hacerles hoy a estas mis hijas?, ¿o a los hijos que me dieron?

44 Ea, pues, ven y hagamos un pacto entre los dos..., y sirva de testigo

entre nosotros dos.»

45 Jacob tomó una piedra y la erigió como estela.

46 Y dijo Jacob a sus hermanos: «Recoged piedras.» Tomaron

piedras, hicieron un majano y comieron allí sobre el majano.

47 Labán lo llamó Yegar Sahdutá, y Jacob lo llamó Galed.

48 Labán dijo: «Este majano es hoy testigo entre nosotros dos.» Por

eso le llamó Galed,

49 y también Mispá, pues dijo: «Que Yahveh nos vigile a los dos,

cuando nos alejemos el uno del otro.

50 Si tú humillas a mis hijas, si tomas otras mujeres, además de mis

hijas, bien que nadie esté con nosotros que nos vea, sea Dios testigo entre

los dos.»

51 Dijo Labán a Jacob: «Aquí está este majano, y aquí esta estela que

he erigido entre nosotros dos.

52 Testigo sea este majano, y testigo sea esta estela de que yo no he de

traspasar este majano hacia ti, ni tú has de traspasar este majano y esta

estela hacia mí para nada malo.

53 El Dios de Abraham y el Dios de Najor juzguen entre nosotros.» Y

Jacob juró por el Padrino de su padre Isaac.

54 Jacob hizo un sacrificio en el monte e invitó a sus hermanos a

tomar parte. Ellos tomaron parte, e hicieron noche en el monte.